LA DECLARACIÓN

 


*Sonido de interferencia*

 

- Puede comenzar con su declaración señor- me dijo.

- Bueno, anote y escuche con atención- respondí

 

           La noche del 4 de abril me desperté durante la madrugada, un dolor inmenso en el estómago me despertó, me lavé la cara, tomé mis pastillas, pero nada, el dolor no se iba. Podían ser los nervios, lo que había comido, yo que sé, pero me dolía.

 

Cuando por fin se me pasó intenté acostarme nuevamente, pero mi teléfono comenzó a sonar, me imaginé lo peor… y así fue, el fin de todo, o el principio, según el punto de vista. Era mi compañero del trabajo, me avisó que habían encontrado muerto al señor López, mi jefe, en su departamento y me necesitaban en la escena del crimen. Tomé mis cosas y emprendí camino. La noche estaba helada, me pregunté si alguien sospechaba, por qué me llamarían a mi primero, qué habían encontrado, muchas preguntas, ninguna respuesta.

 

Al llegar me encontré a los oficiales en la puerta:

-        ¿Qué pasó? Pregunté.

-        No sabemos, pero por lo que parece a primera vista, el asesino estaba organizado.

-        ¿Organizado?

-        No forzó la puerta ni la ventana, no hay huellas ni pelos, nada. Un profesional.

-        Así parece…

 

Me llené de coraje y entré al departamento, quería lucir lo más normal posible, relajado, pero no sé si lo logré, creo que sí. Lo primero que vi al entrar fue al señor López tapado con una sábana, rodeado de los forenses buscando pistas. Me crucé con el detective Winston, le pregunté qué habían encontrado hasta ahora:

-        ¿Qué saben por ahora? pregunté

-        La hipótesis más fuerte es que haya sido un crimen planeado, las entradas no estaban forzadas, no hay signos de que haya sido torturado ni nada, simplemente hay una herida de bala en el cráneo, pero no tiene orificio de salida.

-        ¿Planeado en qué sentido?

-        López fue encontrado en el living, la pava estaba encendida, había dos tazas preparadas para tomar algo, pero, evidentemente, estaba solo el señor en el departamento, por lo tanto, el asesino era algún conocido, lo dejó pasar y lo invitó a tomar algo.

-        Bueno, voy a seguir investigando, dígale al forense que cuando logre extraer la bala se comunique primero conmigo. –le dije.

-        Dale, ahí le aviso…

 

- ¿Qué sentiste en ese momento? – me preguntó

- Pánico, miedo, culpa… - respondí

- ¿Culpa?

- Sí…

 

Comenzó a amanecer, se llevaron el cuerpo de López a la morgue, debían realizar la autopsia, la causa de muerte era clara, lo sabía yo, lo sabía Winston, lo sabían los oficiales, todo el mundo lo sabía, fue un disparo en la cabeza. Pero, la autopsia podía revelar otras cosas, además, necesitaban extraer la bala de la cabeza.

 

Una vez que se llevaron el cadáver comencé a investigar la escena más detenidamente, debía parecer lo más normal posible, debía ser metódico y no descuidar nada…. Aunque me perjudique. Tomé huellas de las tazas encontradas, las mandé a analizar, encontré cabello, lo mandé a analizar, y así podría seguir todo el día, la escena era imperfecta, había errores, no era tan planificado como me habían dicho, pero bueno, es más fácil detectarlos si los hace uno mismo….

 

Cuando terminé, me fui directo a la estación, debían analizar las pruebas y empezar a investigar sospechosos, al ser una víctima policía, el proceso iba a ser rápido, querían encontrar al culpable, el señor López era bastante apreciado, pero no por todos. Al llegar, me esperaba Winston, ya habían analizado las pruebas que envié. Las huellas, evidentemente, coincidían con las de López, salvo las de una taza, que indicaban a un tal Ferreira. Me alegré, me tranquilicé un poco más, íbamos a dar con el asesino, o bueno, el supuesto asesino.

 

Durante la tarde citamos a declarar a Ferreira, yo estaba nervioso, Winston estaba nervioso, el clima en la estación era de tensión, yo, cada vez más asustado.

-        ¿Cuándo visitó por última vez a López señor Ferreira? Pregunté

-        Ayer por la noche, respondió.

-        ¿Con qué fin?

-        Éramos amigos, íbamos juntos a jugar golf, pasé a saludar.

-        ¿A qué hora fue la visita?

-        Alrededor de las 22hs.

-        Mire Ferreira, ahórrenos el tiempo, si algo pasó tiene que decirlo… la hora de muerte de López es 22:30hs, no me parece una coincidencia. – le dije.

-        ¡¿Usted insinúa que yo tengo algo que ver?! ¿Cómo se atreve?

-        Tranquilícese, pero debe darnos una explicación…

-        ¡Voy a llamar a mi abogado, no hablaré solo con usted, váyase a la mierda!

 

Parecía que todo cobraba sentido, Ferreira se desesperó, no supo cómo afrontar la situación y debió llamar a su abogado, no existe actitud más sospechosa que esa… Me empecé a tranquilizar, era mi oportunidad. Se hizo de noche, decidí ir a casa y relajarme un poco, la cabeza me iba a estallar, me dolía nuevamente el estómago, podían ser los nervios, lo que había comido, yo que sé, pero me dolía.

 

Una vez que llegué a mi casa, entré y lo primero que hice fue bañarme, no podía sacarme el olor a muerto, pero ya no podía distinguir, si era el de López o era yo.

 

- ¿Cómo si eras vos o López? – preguntó.

- Sí, era hombre muerto y no lo sabía – respondí.

 

Mientras me estaba bañando escuche sonar mi teléfono, pero no le di importancia. Ya te adelanto, fue lo peor que pude haber hecho, no darle importancia. Para cuando salí de bañarme, ya era tarde, la llamada era del forense, me dejo un mensaje de texto:

 

-        “El número de serie hallado en la bala que extraje de la cabeza de López coincide con tu arma reglamentaria… debemos hablar”

 

Me desmoroné, no supe que hacer, teníamos al supuesto asesino, era mi oportunidad de salir ileso, entré en pánico. Tomé mis cosas y salí directo hacia la estación, cuando llegué me esperaba todo maldito cuartel policial. Estaba acabado. Así fue como el dolor de estómago se hizo más fuerte todavía, se intensifico, me desmayé, y así desperté, hablando con usted.

 

- Entiendo, pero necesitamos tu declaración. ¿Por qué lo mataste? – preguntó.

- ¿Entiendo?, usted no me entiende… ni me va a entender. Lo maté cegado por la furia, quería despedirme del trabajo, “era un detective imperfecto”. Eso me dijo. Me había invitado a charlar, puras mentiras, me iba a despedir, no lo soporte y le disparé. ¿Me arrepiento? Sí, pero eso no quita lo que hice. – le dije.

- Debido a su declaración, queda usted detenido por el cargo de homicidio agravado por el uso de arma de fuego. ¿Lo entiende detective?

- Sí….

 

*Finaliza la grabación*

Autor: Uriel Benitez

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