SUEÑO CRIOGÉNICO



   Era una mañana muy hermosa en Bahía Blanca, siendo las ocho, el sol estaba más que reluciente. Parecía una superficie marciana, no había signos de vida en un kilómetro a la redonda salvo por una dama que tan minúscula es ese inmenso y hermoso lugar, disfrutaba de la soledad. Estaban solo ella y el sol que la acompañaba en su lectura tan pacífica, usando un bikini, disfrutaba de su estadía.  

   De repente, un sonido surca el cielo que parecía abrirse ante la bella dama, no le dio importancia. Abruptamente y a un centímetro de ella   cae un tanque de oxígeno y seguido  a este un panel solar, un propulsor y  diversas piezas metálicas recalcitrantes e hirviendo.

   La mujer se asustó y corrió unos metros, parecía que estaban bombardeando la zona, repentinamente, algo con las dimensiones que sólo un barco podría tener, impacta contra la arena creando un sonido atroz y destrozando toda la tranquilidad que en ese momento existían en la playa. La muchacha se cayó en la arena debido al terrible sismo. 

   Kolobanov verificaba los sistemas hidráulicos mientras Castañares y Castro configuraban las consolas de vuelo. Estaban ahí, en el lugar en el que todo hombre le gustaría visitar, el espacio.

   La soledad era tan hermosa como terrorífica, cualquier error o fallo podía hacer que ese hermoso cielo negro se transforme en un infierno obscuro .Castañares estaba tan emocionado como concentrado, tenían que salir a dar una caminata espacial hasta acercarse a un enorme meteorito estático para así extraer muestras. 

   Salir a  aquel lugar era bellísimo, el silencio absoluto era magnifico, la nula existencia de seres humanos demostraba lo que somos, unos contaminadores de la belleza natural.

   Castro salía al exterior y seguido a él, Castañares. El ruso controlaba un brazo hidráulico desde la sonda y  controlaba la compuerta. Castañares mira a su compañero con  los ojos brillosos y abundantes en admiración, no podían creer que fueran los primeros argentinos en salir a dar una caminata espacial. Castro le dice a Castañares  -Concentráte que la belleza que nos deslumbra puede ser una traición, una distracción y pasaríamos a ser unos astronautas de ambulantes eternos -.

   Mientras los dos astronautas hacían su tarea, Kolobanov enviaba un mensaje por radio UHF -Aquí Kolobanov , la tarea asignada se está realizando con éxito , en la brevedad estaremos allí - A lo que la base Urquiza responde - Perfecto , una vez finalizada la tarea , vuelvan a su hogar . Los recibirán con los brazos abiertos-. 

   El ruso responde - Recibido, cambio y fuera -. Kolobanov estaba tan emocionado, una lágrima solitaria recorría su mejilla. Agarró una foto de su familia, su hija y su mujer.-Pronto estaré  en Serbia -. Se dijo así mismo. 

   Castañares habla sorpresivamente a la radio de la sonda -Kolobanov , ¿Recargaste todos los tubos de O2 ? - Y rompiendo ese ambiente de tranquilidad, Kolobanov duda y se aleja de su lugar para ir al almacén a verificar la duda. Castañares repregunta -¿Kolobanov ?- Y no recibe respuesta .

   El ruso estaban en la sala de abajo revisando los tubos de oxígeno. Castañares le dijo a Castro que siga haciendo lo suyo en el asteroide, el iría a ver lo que estaba pasando.

   Se aproximó a la sonda mientras nadaba en la falta de gravedad, era hermoso pero a la vez horrible que no respondieran desde el puente de mando.

   Abruptamente, una roca del tamaño de un lápiz golpea violentamente el casco de Castañares como si de una bala se tratase y haciendo que este quede inconsciente y dando vueltas sobre sí mismo.

   Castro escuchó el sonido por radio y repentinamente se dio vuelta, la escena no era buena, Castañares girando en sí mismo e inconsciente y nadie en el puente de mando.  

   -Kolobanov!!! , donde carajo estás?! - Gritó Castro aterrado y agarrando del casco al inconsciente. El pobre estaba aterrado, no lo habían entrenado para esto además Castañares tenía sangre en el visor del casco, nada bueno. El ruso llega rápidamente al puente de mando y abre la compuerta, instintivamente, Castro mete primero a su compañero mal herido y luego se mete él.

   -En donde mierda estabas!! - Dijo Castro. Kolobanov justifica su demora explicando su incursión en el depósito y  que en ésta una de los tubos cayó en su brazo haciendo que él se demore un poco más de lo debido. 

   -Okay, no importa , ahora hay que atender a Castañares - Dijo Castro haciendo a un lado el tema ya pasado de la demora de Kolobanov . Despresurizaron la cámara, acostaron al herido, seguido a esto le sacaron el casco y como si de una escena de Tarantino fuera, un chorro de sangre salpicó al ruso. Las esquirlas del ínfimo meteorito  estaban metidas en el cráneo de Castañares .Había que sacarlas urgentemente.-Pasáme el kit de cirugía...- Kolobanov no respondía -Dale carajo!!!- Grita imperantemente Castro y el ruso responde. Agitadamente se dirige a la zona de enfermería  a buscar el kit , luego se aproxima al pobre Castañares a darle un suero para calmar sus signos vitales .- No voy a sacarles las esquirlas , lo voy a suturar y extraer las que hayan quedado en la superficie - Dijo asustado Castro .

   Llevo a Kolobanov a la otra sala y le comunicó que había que volver a la Tierra, allí habían cirujanos especializados en el tema, el ruso asiente con la cabeza. De todas formas, la misión estaba completada, las muestras estaban en la sonda. 

   -Es sólo cuestión de activar el piloto de regreso, acostarnos en las capsulas criogénicas y listo – Dijo Kolobanov dispuesto a la retirada inmediata. Fijaron el curso de regreso en la consola de mando y pusieron las cápsulas a la presión terrestre con sus temperaturas correctas. Una vez acostados los tres en las camas se empezó a dar inicio al regreso de los 3 tripulantes. El reactor arrancó con tal furia que se escuchaba desde la capsula, era algo anormal. 

   Pasaron unas horas y de repente la cápsula es abierta por alguien ajeno a la tripulación.-Bienvenido de vuelta pionero argentino – Dijo un oficial de la prefectura naval. Habían llegado, el aroma del mar, el sonido de la característica paz de Bahía Blanca envolvía como frazada los oídos de Castro.- Hay que atender a Castañares!!!- Dijo repentinamente Castro. – Relajáte – Dijo el oficial y el ingeniero aeroespacial –Ya recibimos el mensaje que nos mandó por radio Kolobanov, Castañares ya está bien- A lo que interrumpe el ministro de ciencias – Esta noche los deleita una hermosa fiesta con el presidente y sus familias, bienvenidos a su hogar !!! - .

   Todo era relajación, lo peor había pasado y la misión estaba cumplida. Las familias de los 3 ases del espacio estaban llorando de la felicidad. Todos los ojos del mundo apuntaban a los hombres más importantes de aquel entonces. Las muestras tomadas de la roca servían para avances en la medicina, con su composición química se podían crear medicamentos que fortalecían los anticuerpos humanos y así padecer menos enfermedades.

   Caía la noche y ya era hora de que Castro, Castañares y Kolobanov se presentaran en la fiesta. Esta se organizaba en el congreso y era hermosa, de camino al edificio se toparon con una urbe que parecía recibir a 3 salvadores de la humanidad. La gente los amaba, les daban flores, chocolates, cartas, adornos, etc. El auto estaba rodeado de fanáticos. 

   Al llegar al congreso fueron recibidos como reyes en su palacio. Los pisos estaban cubiertos de alfombras  rojas, el recibidor repleto de gente idolatrando a los tripulantes espaciales y al pie de la escalera principal, el mismísimo presidente. La cena estaba servida y el apetito por la comida terrestre a la orden del día, mientras comían, charlaban sobres su estadía en el vacío.

   Finalizada la cena, cada uno tenía que volver a su hogar, a dormir en sus camas tan comunes. 

   Regresarían a la comodidad de sus casas. Castañares llegó a su casa con su familia, tan felices todos y tan alegres por la llegada a salvo de su marido y padre de familia, acostó a sus hijos en sus respectivas camas y se despidió de ellos. Se acostó con su mujer, le dio un beso en la frente y en la calidez del hogar, de su cama, el saber que ya estaba en la Tierra, a donde pertenecía. Cerró los ojos y durmió.

   Al día siguiente toda la Argentina y Rusia recuerdan este día como un día obscuro en sus carreras aeroespaciales. En la Argentina se vivía un clima de luto y lo único que devolvió esta misión fueron pedazos de lo que alguna vez fue una nave y por sobre todo, tres cadáveres calcinados.    

Autor: Lucas Croci


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